sábado, 14 de septiembre de 2013

Emigrantes cap 1

Opatija- Croacia
Capítulo 1

No es fácil mirar atrás sin sentir dolor en algún momento, más en mi caso que intento escribir sobre las dificultades que tuve en el transcurso de mi vida; La eterna lucha por incorporar las pautas culturales del país en el que nací pero esto solo ocurría de lunes a viernes en el colegio al que asistía.
En el mundo interno de mi casa y de la colectividad de croatas, había un mundo educativo paralelo, con Idioma y costumbres diferentes como si un pedazo de la vieja Europa hubiera sido trasplantada a estas tierras y se negara a participar de otros modos de vida que en ese momento resultaban extraños.
Me di cuenta que nosotros, éramos diferentes. Cuando cumplí seis años y me encontré en un edificio muy grande, que mamá me explicó que era el colegio al que iría en adelante, una monja, vestida de negro, se dirigía a mi mamá y otras veces a mí, diciendo cosas que yo no entendía. porque por esas épocas no sabía hablar ni una palabra en castellano y solo sentía algo muy desagradable cuando la mujer me tocaba la ropa mientras hacía muecas con su cara, que eran muy ambiguas, no se bien si le gustaba o no mi atuendo, pero tenia que corroborar que mi uniforme tuviera la calidad y la tela que pretendía el colegio en ese momento; ahora se que la camisa tenía que ser de pique y el jumper de lana azul, eso me explicó mi mamá después,pero en ese momento me sentía sorprendida , asustada y curiosa porque no sabía de que se trataba todo eso, junto a la terrible sensación de pequeñez , sensación de estar perdida, en un edificio tan enorme y tan extraño para mi, me parece hoy que sentía que en cualquier momento iba a desaparecer.
No quería estar allí me daba muchísimo miedo, pero me estaba prohibido llorar tenía fama de escandalosa en mi familia, porque por ejemplo cuando me tenían que vacunar en las campañas masivas, que generalmente eran en la seccional de policía de mi barrio, lugar que le agregaba más miedo al miedo que ya tenía, yo lloraba de tal forma que contagiaba a los demás chicos, entonces a mi desgarrador griterío se sumaba el de los otros chicos que hasta ese momento habían esperado juiciosos parados junto a su madre que el médico les pusiera la vacuna, a esta altura sentía en mi piel, a través de la mano de mi madre un apretón de disgusto como haciéndome saber de alguna manera que se avergonzaba de la hija cobarde que tenia.
Así comencé mi primer día de clase, en silencio expectante, mientras unas cuantas compañeritas mías lloraban a más no poder, una se hizo pis, yo no entendía nada, no comprendía que pasaba, solo me eran conocidas las imágenes que había en el pizarrón, o los dibujos de cuentos hechos con cartulina por la maestra-monja que me apasionaban y los disfrutaba; en casa no se contaban esos cuentos, solo anécdotas de la guerra, o historias que mi mamá vivió de niña en la nieve con sus hermanos.
Así fueron transcurriendo mis días, comencé a sentirme feliz de ir todos los días a clase y aprender tantas cosas nuevas, pero más feliz me sentía cuando regresaba a casa y me conectaba con la naturaleza. Teníamos una casa antigua enclavada en un terreno de casi una manzana, era solitaria porque por esas épocas no abundaban los vecinos, había mucho campo alrededor y se veían a lo lejos, unas pocas casas.
Aún hoy extraño esa forma de vida tipo fortaleza ya que actualmente habito una casa rodeada de vecinos que me hace sentir hacinada. Me gustaría como antes ir a los árboles frutales, y recoger naturalmente los frutos en los durazneros,manzanos, ciruelos, nogales enormes, higueras…
Recuerdo que en el medio del terreno había un camino que iba hasta el gallinero, era una parra de la que colgaban racimos gigantes uvas, y a un costado un horno de pan al que nos trepábamos con mi hermana Ceca, y del que alcanzábamos ciruelas y las comíamos con fruición o las cortábamos en pedazos para jugar a hacer comiditas .En otros momentos la ayudábamos a mi mamá a desmalezar sus sembradíos , pimientos, frutillas, flores, o ayudábamos a dar de comer a los patos recién nacidos o a las gallinas.
(continúa)


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