martes, 16 de noviembre de 2021

Dubrovnik (día dos)

 Dubrovnik dia dos Continuación

 

Mientras daba cuenta de mi copa de mariscos,recordaba a los curas de Mar chiquita, que hacían un mariscos deliciosos y disfrutaban de ellos y del vino como si fuera la última cena.

Se reían igual que estos vecinos de la mesa de al lado, y charlaban con mi papá y mi tío Nikola, como si fueran sus hermanos, .Eran padres franciscanos,que nosotros visitábamos, y pasábamos unas vacaciones en su lindo lugar al lado de una laguna salada que decían era muy buena para el reuma y la salud de los más grandes…

Estos curas  se dedicaban a educar como una especie de pupilos a chicos croatas que los padres creían que eran muy difíciles de contener y los mandaban allí un par de años, donde estudiaban, y volvían a la casa hechos unos angelitos.

 El sabor de los mariscos tuvo la magia de disparar recuerdos muy lindos de mi infancia, la mente humana es  capaz de viajar en el tiempo y en el espacio pero miraba sin ver del todo   y observaba para descubrir por los gestos y alguna palabra suelta que tanto estarían festejando  los alemanes...tal vez solo se decían chistes, y estaban entonados con algunas copas de cervezas que veía yo que los mozos  reponían por  llenas cada  a cada rato.

Sin tomar conciencia, una sombra se interpuso entre la mesa de al lado y yo, cuando enfoqué la vista en ella  un hombre con una mochila muy grande, me preguntó si podía sentarse...le dije que sí, porque no me salió decirle que no!

El señor en cuestión me dijo, que era Belga y ahí me di cuenta que para ellos es normal sentarse en cualquier mesa.Eso fue mi experiencia en Amberes, una pareja si quiere tomarse un vino, se sienta donde haya lugar, previo pedido de permiso,cosa que me pareció 

Muy rara, pero ahora de nuevo, me ocurre en Dubrovnik, Croacia, donde no es una costumbre...tan bienvenida.

La cuestión que el Sr belga, me cuenta que va a ir a América del Sur, porque su hija, está trabajando en Perú como asistente social, y que él después de visitarla, seguiría hasta Bolivia, para investigar sobre las costumbres de los pueblos originarios de esa zona, mientras me cuenta su plan, me dice que va a pedir una cerveza, a lo que yo le digo, que con los Mariscos si es que va a pedir eso, es mejor el vino, me dice que no, que el solo

Va a tomar una cerveza y seguir viaje.

Mis mariscos están, y pasando a segundo plano en el nivel de la conciencia, los como, sin darme cuenta, tratando de que no se note la incomodidad que siento con el visitante imprevisto en mi mesa (continúa)

Dubrovnik dia dos Continuación

 

Mientras daba cuenta de mi copa de mariscos,recordaba a los curas de Mar chiquita, que hacían un mariscos deliciosos y disfrutaban de ellos y del vino como si fuera la última cena.

Se reían igual que estos vecinos de la mesa de al lado, y charlaban con mi papá y mi tío Nikola, como si fueran sus hermanos, .Eran padres franciscanos,que nosotros visitábamos, y pasábamos unas vacaciones en su lindo lugar al lado de una laguna salada que decían era muy buena para el reuma y la salud de los más grandes…

Estos curas  se dedicaban a educar como una especie de pupilos a chicos croatas que los padres creían que eran muy difíciles de contener y los mandaban allí un par de años, donde estudiaban, y volvían a la casa hechos unos angelitos.

 El sabor de los mariscos tuvo la magia de disparar recuerdos muy lindos de mi infancia, la mente humana es  capaz de viajar en el tiempo y en el espacio pero miraba sin ver del todo   y observaba para descubrir por los gestos y alguna palabra suelta que tanto estarían festejando  los alemanes...tal vez solo se decían chistes, y estaban entonados con algunas copas de cervezas que veía yo que los mozos  reponían por  llenas cada  a cada rato.

Sin tomar conciencia, una sombra se interpuso entre la mesa de al lado y yo, cuando enfoqué la vista en ella  un hombre con una mochila muy grande, me preguntó si podía sentarse...le dije que sí, porque no me salió decirle que no!

El señor en cuestión me dijo, que era Belga y ahí me di cuenta que para ellos es normal sentarse en cualquier mesa.Eso fue mi experiencia en Amberes, una pareja si quiere tomarse un vino, se sienta donde haya lugar, previo pedido de permiso,cosa que me pareció 

Muy rara, pero ahora de nuevo, me ocurre en Dubrovnik, Croacia, donde no es una costumbre...tan bienvenida.

La cuestión que el Sr belga, me cuenta que va a ir a América del Sur, porque su hija, está trabajando en Perú como asistente social, y que él después de visitarla, seguiría hasta Bolivia, para investigar sobre las costumbres de los pueblos originarios de esa zona, mientras me cuenta su plan, me dice que va a pedir una cerveza, a lo que yo le digo, que con los Mariscos si es que va a pedir eso, es mejor el vino, me dice que no, que el solo

Va a tomar una cerveza y seguir viaje.

Mis mariscos están, y pasando a segundo plano en el nivel de la conciencia, los como, sin darme cuenta, tratando de que no se note la incomodidad que siento con el visitante imprevisto en mi mesa (continúa)



 



Dubrovnik dia dos Continuación

 

Mientras daba cuenta de mi copa de mariscos,recordaba a los curas de Mar chiquita, que hacían un mariscos deliciosos y disfrutaban de ellos y del vino como si fuera la última cena.

Se reían igual que estos vecinos de la mesa de al lado, y charlaban con mi papá y mi tío Nikola, como si fueran sus hermanos, .Eran padres franciscanos,que nosotros visitábamos, y pasábamos unas vacaciones en su lindo lugar al lado de una laguna salada que decían era muy buena para el reuma y la salud de los más grandes…

Estos curas  se dedicaban a educar como una especie de pupilos a chicos croatas que los padres creían que eran muy difíciles de contener y los mandaban allí un par de años, donde estudiaban, y volvían a la casa hechos unos angelitos.

 El sabor de los mariscos tuvo la magia de disparar recuerdos muy lindos de mi infancia, la mente humana es  capaz de viajar en el tiempo y en el espacio pero miraba sin ver del todo   y observaba para descubrir por los gestos y alguna palabra suelta que tanto estarían festejando  los alemanes...tal vez solo se decían chistes, y estaban entonados con algunas copas de cervezas que veía yo que los mozos  reponían por  llenas cada  a cada rato.

Sin tomar conciencia, una sombra se interpuso entre la mesa de al lado y yo, cuando enfoqué la vista en ella  un hombre con una mochila muy grande, me preguntó si podía sentarse...le dije que sí, porque no me salió decirle que no!

El señor en cuestión me dijo, que era Belga y ahí me di cuenta que para ellos es normal sentarse en cualquier mesa.Eso fue mi experiencia en Amberes, una pareja si quiere tomarse un vino, se sienta donde haya lugar, previo pedido de permiso,cosa que me pareció 

Muy rara, pero ahora de nuevo, me ocurre en Dubrovnik, Croacia, donde no es una costumbre...tan bienvenida.

La cuestión que el Sr belga, me cuenta que va a ir a América del Sur, porque su hija, está trabajando en Perú como asistente social, y que él después de visitarla, seguiría hasta Bolivia, para investigar sobre las costumbres de los pueblos originarios de esa zona, mientras me cuenta su plan, me dice que va a pedir una cerveza, a lo que yo le digo, que con los Mariscos si es que va a pedir eso, es mejor el vino, me dice que no, que el solo

Va a tomar una cerveza y seguir viaje.

Mis mariscos están, y pasando a segundo plano en el nivel de la conciencia, los como, sin darme cuenta, tratando de que no se note la incomodidad que siento con el visitante imprevisto en mi mesa (continúa)



 

Dubrovnik día dos


La noche en el hotel, fue espectacular!!! Y lo que me llamó la atención

Es el nombre.”Hotel Argentino” pero no pregunté el porqué del nombre, 

Simplemente me zambullí en una cama enorme, y mirando unas cortinas azules, como el mar, que protegían un balcón, me quedé dormida…

la mañana siguiente, me vestí apresuradamente, y pasé de largo el desayuno, mi urgencia era llegar a la ciudad acorazada.

Caminé un trecho por una vereda, que me daba un poco de vértigo, ya que había como un acantilado, con muchos aloes Vera, muy grandes que luego al llegar a casa pinté para no olvidarme ese lindo momento.

Pero de repente para llegar a la ciudad, había que bajar una escalera de piedra muy empinada, que los lugareños, subían y bajaban corriendo como apurados, hablando entre ellos, sin faltarles el aire como a mí, que por esa época fumaba bastante.

Por fin llegué, a otra escalera y así, por fin, me dí cuenta que solo había una calle plana, y esa era la Strada, todo el resto, restaurantes y tiendas, estaban ubicados escaleras arriba o

Habrías un portón, y adentro había toda una construcción que partía de las escalinatas que no se veía,desde afuera…

Yo intenté mirar curioseando todo lo que para mí era tan extraño.Entré a lo9s negocios, 

Miré souvenirs, joyas, que nunca compré y pinturas que solo miré, pero todo fuera del alcance de mi bolsillo.

Era la semana de la Virgen, y eso significaba, “fiesta”, en las calles había obras de teatro

Y orquestas que tocaban, para los lugareños y los turistas…

Ya a esta altura, había tomado un café en un barcito en la consabida escalera, pero como era tan fuerte y yo no estaba acostumbrada, tenía los ojos como dos monedas, que no podía cerrar aunque quisiera, así que seguí con toda la energía hasta que decidí parar, 

En un restaurante,me senté en una mesita, a cuyo lado había una grande llena de Alemanes riéndose a carcajadas... yo esperé al mozo sintiéndome como que estaba en un cine observando una hermosa película.

Al llegar el mozo, le hice mi pedido y me trajo una copa,con mariscos y un riquísimo vino blanco….(continúa)

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