Pasionaria en Córdoba por DF |
Un día decidí dejar de fumar, y en cuanto estrené el primer día de aire limpio a mi alrededor , no se como, comencé a escuchar por todas partes recetas de gente bienintencionada que me acercaba ideas para superar ese mal trago, que es, extrañar mañana tarde y noche, el placer de fumar. Y con lo que me contaron, más lo que se me ocurrió a mí, hice una guía para superar el momento.
- Me alejé de los lugares que podía asociar con el placer del pucho por ejemplo…
De ahora en más me olvidé de tomar un cafecito a mi cafetería preferida
No vayas! Me decía una voz interior ya que tendrás irremediablemente ganas de fumar.
- A los amigos que humean, les dije que por el momento saltearan mi casa y
que no me visitaran hasta nuevo aviso, que el hecho de que ellos hicieran volutas de humo displicente mente hacía que yo recordara esos viles hábitos.
- Sin darme cuenta, mi mundo se dividió entre la gente que fuma y la que no lo
hace desgraciadamente, la que no lo hace, muchos no eran mis amigos de antes
se ve que nos amuchábamos los humeantes, y ahora que me pasé al otro bando
- Después del almuerzo y cena tengo prevista alguna actividad, para que en lo posible pueda salir corriendo, a calmar mi ansiedad cuando extrañe a “don pucho”.
- Después de cualquier actividad satisfactoria o no, ideo o me organizo con alguna actividad también placentera para seguirla y no salir ansiosamente a buscar un pucho, como era tu costumbre antiguamente es decir unos meses atrás.
- Disfruto del aire puro, de la ropa irreconociblemente perfumada, de los olores
lindos y no tan lindos que comienzo a percibir.
- Se me ocurrió mil veces pedirle una pitada a alguien que estuviera fumando,
Me contuve porque sabía que sería el fin, de mi abstinencia.
- Me guío por mi voluntad, hoy no importa cuanto tiempo hace que lo dejé, hago un día cada vez y la tarea es mas llevadera así