miércoles, 20 de febrero de 2013

Emigrantes...sentimientos

 Viaje hacia mis raices


Zagreb...divan Zagreb!
Cuando baje del avión, con mis valijas a cuestas miraba a todas partes esperando ver a alguien con rasgos parecidos a los míos y con la esperanza de no tener que desenvolverme sola en una ocasión tan especial a esta. Me tope con la policía y miraba a mi derredor pero todos eran desconocidos para mí, miraban para otro lado y yo me sentía desamparada, di mis documentos y me indicaron una puerta por la cual salir; mi sorpresa fue muy grande cuando detrás de ella mis primos que reconocí en el acto por las fotos que mi hermano me había mostrado, me abrace a ellos con toda la alegría del mundo, y a mis espaldas una sombra unos ojos, yo sentía que me escrutaban, cuando me di vuelta era F B
el amor de mi adolescencia, lo abrace y retrocedí en el túnel del tiempo me sentí como si nunca nos hubiéramos separado y un bienestar que me inundo el cuerpo y el alma, en adelante todas las veces sentí lo mismo en su presencia y con su contacto, mucha paz y protección.

En segundos mi primo se las arregló para despedirlo y ocuparse de mí como si yo fuera su responsabilidad; no podía creer que otra vez algo externo a nuestra voluntad nos estaba separando, solo alcance a decirle que le iba a hablar por teléfono, me contesto que entendía perfectamente que la familia era primera, yo me prometí que no iba a ser pasiva esta vez.

Todo lo que yo vivo importante tiene la forma de voraginoso, deje esa mirada verde brillante a mis espaldas, algo se me rompía adentro del pecho pero no retrocedí, seguí adelante, mis primos ajenos a lo que me estaba ocurriendo, me hablaban muy entusiasmados, y yo supongo me sumergí en la conversación de la misma forma. Eran mil preguntas, había tanto que compartir para lograr saber quienes éramos, solo teníamos en claro que eran parientes, primos hermanos, ya seres adultos arriba de los cuarenta que se veían por primera vez. Demasiado fuerte para cualquiera, un encuentro tantas décadas fantaseado, y en ese momento que era real estaba sucediendo…opina que la realidad es muchas veces más increíble que la fantasía.

No me alcanzaban los ojos para mirar por la ventana del auto cuando mi primo me iba contando, y mostrando los edificios importantes de Zagreb, a vuelo de pájaro de camino al restaurante, tenia la sensación que por un error de la naturaleza me había metido en un libro de historia, y formaba parte de esas paginas. Como describir la loca sensación de haber estado siempre allí en casa, …
-Que vas a tomar prima,? me dice Marinko todo solicito.
-Mira, nosotros en la Argentina no acostumbramos a tomar a la mañana… tengo miedo de emborracharme…
-No, no te vas a emborrachar, esto que te voy a invitar se llama pelinkovac, es típico de acá, se toma en vasos chiquitos la ocasión lo merece, vamos a brindar, porque por fin nos hemos conocido…la parte joven de la familia se digno a averiguar quien es quien en la familia…

No digo nada porque tiene razón pero pienso para mis adentros, estoy en un lugar maravilloso, la mesa esta puesta debajo de los arboles, al costado de una casa antigua restaurada, y un hilo de agua arreglado como una especie de arroyito corre al costado de la mesa, me parece todo tan diferente a lo que estoy acostumbrada, pero a la vez me siento tan plena y tan gratificada, tan feliz de estar con dos primos, con mi sangre y que me acepten por el simple hecho, de ser familia….

-Que te gustaría comer? Me dice Marinko y Ljubica asiente con una sonrisa.
-Me gustaría algo así como pita burek… (un arrollado de carne molida que me encanta)
-No, eso no es típico de Zagreb sino de Sarajevo… dice Marinko pensativo.
-Bueno, digo, elegí vos, también un vino blanco de acá,
Ljubica interviene- a que no sabes que hizo tu primo? Y sigue -a cuanta mujer con pantalón negro aparecía por la puerta le quería dar un beso… tu hermano habló y le dijo a Marinko como venias vestida …
Pienso en Vladito, mi hermano más chico, con cariño realmente no se olvidó de ningún detalle, y que es una suerte que es como es, prolijo y contenedor.

Mientras doy cuenta de la comida y pregunto mil veces como se llama, el nombre es difícil, Marinko me dice que Zelko, su sobrino me va a llevar a Posusje a la casa de mi abuelo y que después me lo va a presentar cuando me lleve a conocer su casa, porque él se quería volver a su casa del mar, ya que la extrañaba a su esposa y que sin ella no podía estar.
Me asombra lo que escucho y le digo- Me encanta lo que siente un hombre enamorado y que lo diga, me enternece, Ljubica interrumpe y busca en su cartera y saca doscientas kunas y me dice que en el camino pague yo el café que no lo deje al pobre chico que gaste me doy cuenta que me pierdo en los códigos, me asombro pero no digo nada, … pasan las horas y estamos instalados en la casa de mi primo, es hermosa, muy bien decorada, me presentan a Zelko, que no es ningún niño como yo había imaginado, de treinta y siete años, buen mozo, morocho, agradable ,él a su vez me presentó a un abogado que nos acompañaría, y partimos, luego que mi primer primo ofrece jamón crudo y bebidas a todo el que llega a su casa, comienzo a sospechar que la comida es muy importante para ellos, me despido con la promesa de Marinko de que nos iba a pasar a buscar a mi papá y a mí para llevarnos al mar, y pasar unos días en Zagreb antes de volver a la Argentina.

También comenzé a entrever de que la palabra empeñada tal cual me enseñaron mis padres se sobreentiende que se cumple, no se promete para quedar bien o salir del paso…
En algún momento después de sacarme fotos, al mejor estilo alguien en vacaciones, me encontré en la cochera subiendo al auto de Zelko, bajamos por una calle que nos conectó con una avenida llena de arboles, a mis espaldas quedan las montañas, que rodeaban la casa, como si fuera un muro de contención natural, todo habitado de arboles cuyas copas asemejan la paleta de un pintor, y sobre su borde superior las vías de un pequeño tranvía que pasa raudo hacia el centro. Me parece un paisaje encantador, casi mágico, es verano y esta todo verde en matices diferentes, muchas enredaderas silvestres, con campanitas colgando displicentes, en colores azules, blancas, al costado de la avenida casas antiguas, con ese color grisáceo que solo los años son capaces de dar y los techos de tejas a dos aguas que en esa zona son de un color indefinido fiel reflejo de los muchos siglos cuya historia acompañan. Debajo de ellos, asomando balcones coquetos cuyas ventanas con cortinas de voile asoman caprichosas con volados; y en el alfeizar de la mayoría, macetas rebosantes de flores.

Fijé mi vista por unos segundos en una de las casas, no se porque me pareció especial, y me pregunté cuantas historias de vida se habrían desarrollado en ella inclusive cuantas generaciones habrán disfrutado de su belleza…dejo ir esas imágenes de mi mente porque hay otras ahora que llaman mi atención, ya que estamos en camino por una ruta llena de bosques y flores silvestres, hacia la casa de mis raíces…

En algún momento nos encontramos en una ruta muy cuidada rodeada de mucha vegetación, todos los arboles que yo pude imaginar alguna vez, arbustos y flores , yo estaba encantada y no dejé de preguntar en ningún momento como se llamaba esta planta o aquella, Zelko y Antonio me contestaron con mucha paciencia pero me di cuenta que los puse en un apuro, ya que no quisieron ser descorteces pero a veces no tenían la respuesta.
-Estoy muy asombrada, digo a mis compañeros de viaje, pensé que todo esto era más árido por aquí, nunca imaginé tanta vegetación y tan variada.

-Si, acá hay bastante, me dice Antonio como al pasar, tendrías que ver la belleza de Sarajevo, esto no es nada si comparas, esta todo rodeado de bosques.
La caravana de autos me da la impresión que cada vez se hace más lenta…
-Esta ruta siempre es así? Pregunto muy interesada.

-No, dice Zelko, algo debe haber ocurrido. Podríamos parar a un costado para que aproveches a fumar un cigarrillo.
-Me parece una excelente idea, contesto entusiasmada ya que en el auto no me dejaron fumar porque como ellos no lo hacen, dicen que les contaminaría el aire, tema que me parece justo aunque no me convenga.
-Volvé acá, no sigas, escucho unos gritos desesperados… hay minas sembradas que todavía quedaron de la guerra, y sigue, los soldados limpiaron pero, ves el pasto alto?, allí no entraron…
-La guerra, contesto, es un tema que no tengo en cuenta, que terrible seria hacer tantos kilómetros, después de tantos años , con tanta ilusión y volar por los aires , por un descuido. A partir de ese momento fue un tema que nos acompañó con anécdotas todo el camino… (continua)

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