miércoles, 5 de junio de 2013
lunes, 3 de junio de 2013
Autoestima
Resumen: el impacto de la autoestima
Por Nathaniel Branden
¿Cómo desarrollamos la
autoestima? Resumamos algunos puntos clave.
Debemos recordar que la
autoestima no viene determinada por el éxito social, el aspecto físico, la
popularidad o cualquier otro valor que no se halle directamente bajo el control
de nuestra voluntad. Al contrario, depende de nuestra racionalidad, honestidad
e integridad, que son procesos volitivos, operaciones de la mente de las cuales
somos responsables.
El siguiente ejercicio de
completar oraciones lo ayudará a situar bien en qué lugar se halla, en este
aspecto, en el presente. En realidad, este ejercicio y los posteriores le
informarán bastante bien de en qué medida el libro ha sido asimilado hasta
ahora, y quizá le indiquen los puntos que necesita elaborar más.
Si considero los criterios con
los que me juzgo a mí mismo...
Si nadie más que yo puede
proporcionarme una buena autoestima...
Si quisiera comprender de qué
depende la autoestima...
Una
de las cosas que puedo hacer para elevar mí autoestima es...
Ya que la autoestima positiva
es el sentimiento, la experiencia y la convicción de ser apto para la vida y
sus desafíos, y ya que la mente es nuestra herramienta básica de supervivencia,
el pilar central de una autoestima saludable es la política de vivir
conscientemente (lo cual incluye racionalidad, honestidad e integridad).
Vivir conscientemente es vivir responsablemente la realidad, aceptando los
hechos, el conocimiento y la verdad, con la intención de generar un nivel de
conocimiento apropiado a nuestras acciones.
Si
me permito entender el significado de vivir conscientemente...
Si
todavía no estoy plenamente preparado para vivir conscientemente...
Si
estuviera dispuesto a entender lo que hago cuando actúo...
Si
estuviera dispuesto a ver lo que veo y saber lo que sé...
La autoaceptación es un rechazo
a negar o desestimar cualquier aspecto del sí-mismo: nuestros pensamientos,
emociones, recuerdos, atributos físicos, subpersonalidades o acciones. La
autoaceptación es la negativa a mantener una relación de rivalidad con nuestra
propia experiencia. Es la base de todo desarrollo y de todo cambio. Es, en su
sentido último, el coraje de ser para nosotros mismos. El nivel de
nuestra autoestima no puede ser más alto que el nivel de nuestra
autoaceptación.
A medida
que aprendo a aceptarme...
Una
de las cosas que necesito aprender a aceptar es...
A
medida que dejo de luchar contra mí mismo...
A
medida que acepto mis sentimientos en lugar de resistirme a ellos...
A
medida que aprendo a admitir mis acciones como propias...
Comienzo
a darme cuenta de...
Para
proteger nuestra autoestima, es necesario que sepamos evaluar nuestra conducta
de la manera apropiada. Esto incluye, primero, tener la certeza de que los
parámetros con los cuales juzgamos son verdaderamente nuestros, no los valores
de los demás, con los cuales nos sentimos obligados a aparentar que estamos de
acuerdo. Segundo, necesitamos efectuar nuestras evaluaciones con una actitud no
sólo de honestidad sino de compasión, una voluntad de tener en cuenta el contexto
y las circunstancias de nuestras acciones, así como las opciones o alternativas
que percibimos como accesibles. En aquellos asuntos en los que nos sintamos
verdadera y justificadamente culpables, es preciso que tomemos las medidas
específicas para eliminar la culpa en lugar de limitarnos a sufrir
pasivamente.
Si
vivir con sentimiento de culpa es una claudicación...
Si
estuviera dispuesto a perdonarme...
A
medida que trato de comprender por qué actúo como actúo...
A
medida que aprendo a vivir según mis propios parámetros...
Debemos
aprender a no disculparnos nunca por nuestras virtudes, ni hacernos
reproches por ellas, ni tratar de rechazarlas. Debemos tener el coraje de
reconocer nuestros puntos fuertes y nuestros aciertos. De otro modo,
inevitablemente traicionaremos a nuestra autoestima.
Si
me niego a disculparme por mis virtudes...
Sí
soy honesto con respecto a mis aciertos...
Si
disfruto de mí mismo...
Si
admito que me gusto a mí mismo...
Es necesario que reconozcamos a
nuestros sub-símismos o subpersonalidades, que intimemos con ellos, dialoguemos
con ellos y, en definitiva, que los admitamos, para poder sentirnos completos,
no divididos, sino integrados.
A
medida que aprendo a admitir a mi sí-mismo niño...
A
medida que aprendo a admitir a mi sí-mismo adolescente...
Si
rechazo a la persona que fui alguna vez....
Sí
intimo con todas las partes de mí mismo...
Estoy
comenzando a ver que...
Necesitamos vivir activa y no
pasivamente, asumir la responsabilidad de nuestras elecciones, sentimientos,
acciones y bienestar -asumir la responsabilidad del cumplimiento de nuestros
deseos- para así hacernos responsables de nuestra propia existencia. Como la
independencia, la productividad es una virtud básica de la autoestima, y el
trabajo es una de las formas prácticas de manifestar la autorresponsabilidad.
Si
me hago plenamente responsable de mis acciones...
Si
me hago plenamente responsable de las cosas que digo...
Si
insisto en culpar a los demás...
Si
insisto en verme como una víctima...
Si
acepto que sólo yo puedo lograr mí felicidad...
La autoconfianza y el
autorrespeto se obtienen viviendo auténticamente. En esto consiste el coraje de
ser quienes somos, preservando la coherencia entre nuestro sí-mismo interior y
el sí-mismo que presentamos al mundo. En sentido literal, significa vivir
autoafirmativamente; que manifestamos al mundo aquello que pensamos, valoramos
y sentimos. Que no nos entregamos al submundo de lo inexpresado y de lo no
vivido.
A
medida que aprendo a ser más sincero acerca de lo que pienso y siento...
A
medida que aprendo a ser sincero acerca de mis deseos...
Cuando
pienso en algunas de las mentiras según las cuales he vivido...
Cuando
esté preparado para abandonar esas mentiras...
Si necesito tiempo para
aprender a vivir con integridad…
Si estuviera
dispuesto a darme el tiempo que necesito para aprender...
Si
estuviera dispuesto a comunicar a la gente lo que siento por dentro...
Si
estuviera dispuesto a mostrar a la gente quién soy...
A
medida que aprendo a ser sencillamente yo mismo...
Al apoyar la autoestima de los
otros, apoyamos la nuestra. Así, el hecho de vivir con benevolencia es
necesario para la autoestima.
Si
trato a los demás con respeto y benevolencia...
Si
ofrezco a los otros la buena voluntad que pretendo de ellos...
Sí
me permito comprender lo que he estado leyendo...
Si
acepto que quizás aún no esté preparado para asimilar todos estos
conocimientos...
Si
me doy permiso para evolucionar a mi propio ritmo...
Si
éste es el principio de una gran aventura...
Necesitamos comprender que,
como ideal ético-psicológico, la autoestima implica y presupone el supremo
valor de una vida individual. Descansa sobre una visión moral que ve en cada
persona un fin en sí misma y -en oposición a la doctrina de la autorrenuncia y
el autosacrificio- defiende como principio rector el interés racional por uno
mismo.
Sí
no vivo para servir a los otros...
Si
los otros no viven para servirme...
Sí
mi vida me pertenece a mí...
Si
realmente tengo derecho a existir...
Si
el autosacrificio no me brinda la autoestima...
Si
hace falta coraje para ser honradamente egoísta...
Comienzo
a darme cuenta de...
En un capítulo anterior vimos
que cada una de las conductas que acabo de resumir es a la vez fuente y
manifestación de una buena autoestima causa y consecuencia de ella-, según el
principio de la causalidad recíproca.
¿Cómo elevar nuestra
autoestima? Practicando estas conductas. Viviendo conscientemente, aceptándonos
a nosotros mismos, con responsabilidad, autenticidad, benevolencia e integridad.
Esto otorga grandes
recompensas, pero también exige afrontar desafíos. Sea cual sea su nivel actual
de autoestima y la vida que haya creado para reflejarlo, quizás en este mismo
momento usted esté experimentando la comodidad de lo familiar (la comodidad de
lo conocido) y quizá sienta intuitivamente que desarrollar la autoestima es
abandonar esa zona confortable y entrar en lo desconocido.
"Si elevo mi autoestima (me
dicen los pacientes), ¿cómo sé qué aspecto tomarán las cosas? ¿Seguiré amando a
mi cónyuge? ¿Seguiré soportando mi trabajo? ¿Cambiarán mis intereses? ¿Mis
amigos se resentirán conmigo? ¿Me quedaré solo?".
"Quizás no siempre me
guste lo que siento (confiesan), pero es algo familiar. Estoy acostumbrado,
incluso a los momentos de angustia y depresión. De algún modo, yo mantengo el
control. Pero con una autoestima significativamente más alta, no me conocería a
mí mismo. ¿Me sentiría seguro en ese caso?".
A medida que usted vaya
haciendo los ejercicios de este libro y practique en su vida las conductas que
reflejan esos ejercicios y el análisis que hemos hecho, experimentará un
aumento de su autoconfianza y su autorrespeto, pero quizás también una cierta
desorientación. Siempre conlleva algo de angustia la transición de un viejo a
un nuevo concepto de sí mismo. Si persevera en sus nuevos aprendizajes y
conductas, pronto se sentirá cómodo con su nuevo sentido de si mismo, y la
ansiedad desaparecerá.
Ahora bien, este proceso se
aplica a la autoestima en general y también a cualquiera de las prácticas
específicas que la hacen aumentar. Por ejemplo, a medida que aprendemos a vivir
más conscientemente, o aceptándonos más a nosotros mismos, podemos disfrutar de
la experiencia y a la vez hallarla extraña, como si estuviéramos viviendo en
nuestro cuerpo pero con una persona que no estamos seguros de conocer. Ser
capaz de aceptar cierto grado de desorientación como un aspecto inevitable del
crecimiento, y estar dispuesto a tolerarlo hasta que alcancemos un nuevo
sentido de lo "normal", es condición indispensable para obtener un
cambio satisfactorio.
Tal vez la manifestación más
elocuente sobre este problema sea la de un paciente de terapia, que decía hace
muchos años: "Nathaniel, hace una semana que no me siento angustiado, y
eso me está poniendo nervioso".
He visto muchos pacientes que,
después de practicar las técnicas que presento en este libro, se liberaron de
su depresión o de gran parte de ella, pero al cabo de un tiempo volvieron a
caer en la autotortura porque aún se hallaban apegados a un concepto de sí
mismos anticuado, que se quedó atrás ante su nueva experiencia. Durante años se
vieron como seres atormentados. Organizaron sus vidas alrededor de este
concepto de sí mismos, incluso en sus relaciones. "¿Qué es mi vida si no
sufro?", les he oído decir. "Si no soy desdichado, ¿cómo voy a actuar
con la gente? ¿Qué diré o haré? ¡No tengo experiencia de lo que es ser feliz!. Además,
si no soy feliz, no tengo nada que perder, no tienen nada que quitarme,
mientras que silo soy..."
Este es un ejemplo de lo
"desconocido" de lo que hablaba hace un momento: el territorio no familiar
en el cual penetramos cuando elevamos nuestra autoestima.
Y aun hay más: las reacciones
de los otros a medida que van viendo nuestros cambios. Si estamos más seguros
de nosotros mismos que antes, si mostramos mayor respeto por nosotros mismos
(si somos más abiertos, espontáneos, joviales, o estamos menos a la defensiva),
las formas en que nos traten los demás ya no se adecuarán, ya no serán
apropiadas para quienes somos ahora, y ellos pueden desorientarse.
Entonces, o bien adaptarán sus conductas al nuevo concepto de nosotros mismos
que proyectamos o bien (a sabiendas o no) tratarán de manipulamos para que
volvamos a nuestro viejo concepto de nosotros mismos. Una vez más, nos
enfrentamos con lo no familiar, lo desconocido.
Quizá
nuestra resistencia a estos cambios nos haga reacios a practicar los ejercicios
o las conductas descritas en los capítulos anteriores. Es preciso que
combatamos tanto la inercia como el miedo. ¿Cuáles son las recompensas, si
aceptamos estos sentimientos, sin ceder a ellos, y en cambio mantenemos nuestra
determinación de avanzar en la autoconfianza, el autorrespeto y el goce de la
vida?.
En el
nivel de la experiencia directa, interna, ahora la respuesta está clara: mayor
confianza en si mismo y amor por sí mismo, mayor satisfacción con nuestro
propio ser, mayor orgullo por lo que hemos logrado con nuestra propia persona.
Además,
a medida que usted desarrolle su autoestima:
Su rostro, sus gestos y su
manera de hablar y de moverse tenderán naturalmente a proyectar el placer que
le causa estar vivo.
En algún momento notará que es más
capaz de hablar de sus logros o de sus imperfecciones de manera directa y
sincera, puesto que mantendrá una buena relación con los hechos.
Quizá descubra que se siente
más cómodo al hacer y recibir elogios, expresiones de afecto, aprecio,
etcétera.
Estará más abierto a la crítica y a
sentirse bien al reconocer sus equivocaciones, pues su autoestima no estará
ligada a una imagen de "perfección".
Sus palabras y movimientos
tenderán a ser desenvueltos y espontáneos, ya que no estará en guerra con usted
mismo.
Habrá cada vez más armonía
entre lo que usted diga y haga, y su aspecto, su modo de hablar y de moverse.
Descubrirá
que tiene una actitud cada vez más abierta y curiosa hacia las ideas y
experiencias nuevas, las nuevas posibilidades que le ofrece la vida, puesto que
para usted ésta se ha convertido en una aventura.
Los sentimientos de angustia o
inseguridad, si se presentan, tendrán menos posibilidades de intimidarlo o
abrumarlo, ya que controlarlos y superarlos le parecerá más fácil.
Es muy probable que descubra
que disfruta de los aspectos más alegres de la vida, tanto en usted como en los
otros.
Será más flexible al responder
a situaciones y desafíos, movido por un espíritu de inventiva e incluso una
capacidad lúdica, ya que confiará en su mente y no verá la vida como una
fatalidad o una derrota.
Se
sentirá más cómodo con una conducta enérgica (aunque no beligerante); será más
rápido para defenderse y hablar por usted mismo.
Tenderá
a preservar la armonía y la dignidad en situaciones de estrés, ya que cada vez
le resultará más natural sentirse equilibrado.
¿Sufrirá cambios en sus
relaciones con la gente, el trabajo y las aficiones? Será casi inevitable.
¿Conocerá momentos de conflicto, crisis, decisiones difíciles? Desde luego; son
inseparables de la vida. ¿Se sentirá dueño de mayores recursos para responder a
esos desafíos? Rotundamente, sí.
Incluso en el nivel físico, pueden
producirse cambios notables a medida que desarrolla su autoconfianza y su
autorrespeto:
Sus ojos estarán más alertas,
brillantes y vivaces.
En
algún momento su rostro se volverá más relajado y (salvo en caso de enfermedad)
tenderá a mostrar un color natural y un mejor aspecto del cutis.
Es probable que su mentón
adquiera una postura más natural, más en línea con su cuerpo.
Su
mandíbula tenderá a estar más relajada.
Sus
manos estarán más relajadas, elegantes y tranquilas.
Sus brazos colgarán de una
forma natural y relajada.
Su
postura será relajada, erecta, bien equilibrada.
Su
modo de caminar será resuelto (sin ser agresivo ni arrogante).
Su
voz adquirirá modulaciones adecuadas a las diversas situaciones, y su
pronunciación será clara.
Lo más probable es que exhiba
estos rasgos cada vez en mayor medida, como se ha observado en numerosos
hombres y mujeres que gozan de una alta autoestima, en los cuales se advierte
la presencia de estas características físicas, así como de las psicológicas
antes mencionadas.
Advertirá que el tema de la
relajación se repite una y otra vez. Relajarse implica que no se esconde de
usted mismo y que no está en guerra con quien es, mientras que la tensión
crónica transmite un mensaje acerca de alguna suerte de escisión interna,
alguna especie de autoevasión o autorrepudio, algún aspecto de un sí-mismo rechazado
o constreñido.
Si los rasgos psicológicos y
físicos que he mencionado llegasen a convertirse en una parte natural de usted,
pregúntese cómo cambiarían su experiencia de estar vivo. Pregúntese cómo le
afectarían en su capacidad de amar y ser amado. Pregúntese cómo modificarían su
visión del trabajo, sus proyectos para el futuro, las metas que aspira a
alcanzar.
El aumento de la autoestima
hace las cosas diferentes. Cuando usted tenga claro en qué consiste esa
diferencia, sabrá que obtenerla merece la pena.
Y al comprometerse a realizar
el viaje, descubrirá que en realidad ya ha comenzado.
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