Emigrantes
Capitulo dos
Los afectos estaban concentrados…
En la vieja casa donde vivimos parte de la
primera década de mi vida
Es decir después de los cinco años y hasta
los doce compartimos nuestros días
Entre los amigos de mis padres y un solo
hermano de mi padre, el tío Pedro , la esposa
Mi tía Estefanía y una bebé de ambos mi
prima Adriana.
Ellos compartieron la casa con nosotros
hasta que mi tío con ayuda de otros croatas
Construyó
una casa hermosa a solo dos cuadras de la nuestra .
Yo tenía una hermana un año menor con la
que jugábamos después de clases,
Hasta que llegaba el fin de semana y
nuestra casa se llenaba de gente. Entonces recibíamos besos
Abrazos y mucho cariño de otras personas y
ya no solo de nuestros padres, se desconcentraba el
Afecto desde nuestro reclamo y la posterior
gratificación de los
falsos parientes…les decíamos tio y tía a todos los amigos, que venían al
principio a cantar. Habían armado un coro muy bueno, y luego o antes… debe
haber sido antes la práctica, me dice el sentido común, de comerse un cabrito al espiedo y cantar
canciones croatas a viva voz que practicaban para una presentación posterior en
el club de los Polacos donde se reunían varias colectividades pero esta vez los
llamaban medios conciertos, no eran las canciones populares de entre casa que
recuerdo aún.
El professor Nola, así se llamaba el
director tenia un aparatito que soplaba y daba el tono para que comenzaran a
cantar.
Mi hermana y yo jugabamos con los hijos de los amigos de mis padres, que fueran
un poco más grandecitos, ya que la mayoria eran bebés, me acuerdo de Ante
Beslic, mi prima Adriana,
Entonces jugabamos con mi prima Andelka y
mi primo Braco, un poco más grandes, sobro todo Andelka.
Las tres mi hermana Ceca , Andelka y yo nos
sentabamos al borde de una pileta redonda más bien un pequeño estanque que
estaba en el jardín al frente de la casa y que tenia como un Castillo o
una
Cueva al medio, llena de peces de colores, me parecía mágico, poner la mano
dentro del agua y que los peces pasaran por el costado.
Con Andelka hablábamos en voz baja sobre
los secretos familiares o cantabamos a dos voces, canciones que nos habíamos
hartado de cantar en el auto cuando íbamos a las sierras.