lunes, 20 de marzo de 2017

Ariadna



Ojos azules robados al cielo
prestados del mar
mejillas de manzana
mirada con chispitas
pelitos dorados y rojos
dulce nena
hermoso bebé

Tu presencia de ensueño
como en un espejo cristalino
los ojos de tu madre
la sonrisa de mi hija
a lejanos tiempos
solo como el viento,
acaricia mis recuerdos
enternece mi alma.

Si con el pensamiento pudiera
once mil kilómetros de un plumazo recorrer
estar a tu lado, abrazarte como antaño
a mi hija chiquita
en mis brazos acunar.


Hermanas

El sentimiento era de continua impotencia, de no poder cuidar y no querer cuidar. Y "Y la terrible sensación de que hiciera lo que hiciera, la más pequeña tendría la posibilidad de tener accidentes...por nuestro descuido"
Hermanas
(cuenta la historia la hermana mayor)

Desde las primeras imágenes que tuve de mi hermana menor, ella hacía
el papel de 'viva' o de pícara y a mí no me quedaba otra alternativa que ser la más "buenita" de las dos.
Mi recuerdo viene desde mucho tiempo atrás, de una casona del Tigre, un lugar de la provincia de Buenos Aires que es donde vivimos de  pequeñas, en nuestra primera

Mi hermana era regordeta, bonita, de hermosos ojos café claro, algunos pelitos suaves parados,en su cabecita bien formada difíciles de  peinar y brazos y piernas redondeados,claro es la  estampa que recuerdo de una nena de un año y pocos meses.
Tengo su imagen en mi retina, tal vez la única, en  la que la veo sentada sobre un baúl, algo borrosa su estampa cuando la evoco, ella  estaba contando billetes, pero como era muy pequeña, no sabría contar, de eso me doy cuenta ahora, pero
hacía como si supiera, sí, ella inventaba los nombres de los números.
infancia.

Como era muy simpática había siempre alguien dispuesto a relacionarse con ella, un amigo de mi padre,  en esa oportunidad , tijera en mano, recortó con la forma de un billete un pedazo de papel de diario y lo interpuso en la pila que ella contaba, pero inmediatamente mi hermana se dio cuenta y descartó el falso  billete y lo tiró al suelo. Por supuesto todos aplaudieron asombrados de que la nena fuera capaz de distinguir entre un papel de diario de un billete o algo así...

En otra oportunidad, mis padres habían partido una granada, que recogíamos de un árbol que teníamos al  fondo de casa. Era una fruta redonda de cáscara dura que fue partida en dos  diciendo que era una parte para cada una. Aún hoy veo en imágenes nítidas las mitades llenas de granos rojos y apetitosos...pero
para mi sorpresa mi hermana que no sabía contar...ni tampoco sabía sobre sumas, divisiones o restas hizo algo que me pareció raro en su momento cuando ella ...dijo
-'esta mitad es para mí, y la acerco muy cerca de su cuerpo' y esta otra mitad también es para mí...'
evidentemente no conocía la generosidad y tampoco las divisiones.

No recuerdo que dijo mi madre en esa ocasión, tampoco me acuerdo de mis sentimientos...pero es como que allí mismo se instauró en algún espacio de una dimensión entre real y fantástica la firme idea de que mi hermana poseía 'la viveza' y conseguía una "admiración malsana" digo yo ahora, de mis padres hacia ella.
Como iba yo a llorar y patalear si supuestamente, escuchaba a cada rato, ésta...refiriéndose a mí, "no es linda", retrucando a los amigos que que sí me veían bonita, pero agregaban inmediatamente, es inteligente como yo (como yo: es igual a uno de los dos padres, dependiera de quien lo dijera. 
Otras veces yo escuchaba -es muy interesante-...Me pregunté por muchísimos años, que significaría eso de 'ser interesante' y porque únicamente mi mamá me vería así? Es que solo tendría de mi, una imagen tan ambigua, ya que solo cabía decir cuando se refería a mi, y es que fuera interesante.

Iban pasando los meses, recuerdo poco de mi hermana, tal vez una escena donde ella me insultaba de una forma muy rara y yo a ella, nos decíamos por ej sos  un tornillo, un tenedor, una piedra, hasta que al fin ella me dijo que yo era una mierda...se terminó el juego y  por supuesto fue una anécdota más que en casa aplaudieron de mi hermana 'la viva'.
Recuerdo algunas imágenes de mí escuchando conversaciones y experiencias vividas sobre actividades de gente  adulta,  que a mí me encantaban.Por eso me decian vieja-pequeña un apodo un poco raro, que me hacia sentir extraña.
También me veo parada al lado de Fanny, la hija mayor  del padrino de mi padre, lavando los cubiertos de bronce con mucho esmero, a los que refregaba uno por uno con un polvillo blanco, que tenía la imagen en el envase de una señora con una escoba y un pañuelo anudado en el frente de la cara supongo, que  identificaba a las señoras hacendosas. Luego revisaba a cada uno, para cerciorarse de que habían quedado.Creo que el polvo para lavar se llamaba "Puloil"
bien, a mí me fascinaba observar su dedicación y cuidado para que los cubiertos brillaran como si fueran nuevos.A mi hermana menor, no le interesaron entonces ni tampoco ahora esos menesteres.

Teníamos un papagayo, que se llamaba Pepe, a ella le fascinó desde el primer momento que mi papá lo trajo del Chaco, una Provincia del norte de Argentina, creo que comía pan remojado en leche en un pequeño pocillo de café. yo solía estar sentada en el piso en el rellano de la puerta comiendo una crema que era yema batida con azúcar y Rhum, hoy me parece muy raro, que a una nena tan pequeña le dieran Rhum, y también recuerdo el mareo que me daba...
Con ella, con Ana compartimos la infancia, la misma habitación, los mismos miedos y una inexplicable solidaridad.
Cuando castigaban a una de las dos la otra lloraba como para que la damnificada no se sintiera tan mal. 
Y otras veces era consecuencia de que mi madre decía...luego de que una de las dos había hecho algo indebido, frases como "uds son iguales" y nos reprimía a las dos por las dudas.

Pero claro tan iguales no éramos, nos vestían igual, nos castigaban por igual, pero yo debía cuidarla a mi hermana, porque era la mayor, cuando íbamos al colegio y escuchar las quejas que la monja ponía sobre ella.
La hermanas mayores llevan la carga tan pesada de portarse como adulto hacerse cargo del mandato de la madre y vigilar a la otra, cuidarla, tenerla en la mira y quieran o no con la consabida culpa si algo le llegara pasar a la más pequeña.

El sentimiento era de continua impotencia, de no poder cuidar y no querer cuidar. Y "Y la terrible sensación de que hiciera lo que hiciera, la más pequeña  tendría  la posibilidad de tener accidentes...por nuestro descuido"(continuará)