jueves, 22 de agosto de 2013

Misterio en el tren



El doble


Fuerteventur-Gaviotas.Foto DF


Pocas veces imaginé que en un solo viaje se podrían cumplir muchos de mis sueños. Por ejemplo

Atravesar varios países en tren, fue un sueño largamente atesorado. Me parece maravilloso y diferente.

El viaje en tren se presta para disfrutar del paisaje, amén de las anécdotas que se suscitan en

el transcurso del viaje mismo.

Una vez, instalados en unos cómodos asientos, yo me arrellano en el sillón de la ventanilla ventanilla, ya que

me gusta mucho ver el paisaje a medida que avanza la locomotora, desplegando todos sus ruidos

característicos.

Mirando hacia atrás, hacia la puerta que separa los vagones, sobre un costado, en la fila de enfrente, veo con

sorpresa a alguien parecido a Ale. Él es un amigo mío de la época en que yo actué en la política de Córdoba.

Hemos recorrido muchos kilómetros y hablado con mucha gente, en nuestras etapas de mayor trabajo

proselitista. Nos conocíamos el uno al otro, todos los gestos, el de cansancio, de bronca, de sueño. De

esperanza o desesperanza. De tristeza por la impotencia de no poder ayudar a los que nos pedían un poco de

lo mucho que otros tenían.

Y allí al frente de mis ojos, apoltronado, escuchando alguna música con auriculares, la fiel estampa de mi

amigo, miraba sin ver hacia algún lugar adentro suyo.

Mi cara demostró sorpresa cuando lo miré, me suscitó una reacción entre asombro y no creer lo que estaba

viendo, Me miró de reojo, como si el pasar con sus ojos por mi cara fuera de paso hacia la ventanilla o pura

casualidad.

Yo a su vez intenté enfocar la cámara de fotos simulando tomar el paisaje y a su cara  de camino hacia lo que captaba a través de la ventanilla.

Nos estábamos espiando el uno al otro, yo quería saber si era mi amigo o un doble y supongo que el querría  saber porque él me inspiraba curiosidad.

Por un momento me dije que sería mejor acercarme a él y preguntarle:

-¿Eres Ale?

Yo sé que no es él. Estamos a trece mil kilómetros de donde él vive. Y él, que pensará? de ésta extraña que    lo mira de reojo...Entonces quizás podría preguntarle...eres primo hermano, gemelo de Ale? tu apellido por   casualidad, es Hernández?

Claro yo sé que mi amigo tiene parientes en España pienso eso mientras estamos atravesando por parajes

hermosos, creo que ahora el tren está parando en Bilbao, son casitas de ensueño, dibujadas sobre una

campiña muy verde, en ocres y tierras dando bienvenida al otoño.

Sigo indecisa, y si...se ofende? Pienso para mis adentros. y si me dice y a ud que le importa quién soy yo...?




mmm, esto es posible, me dice una voz adentro mío. Entonces intento leer en su cara, enmarcada por una

oscura barba estilo candado, igual que mi amigo, si es amigable y como reaccionaria si yo le preguntara si

tiene algo que ver con su gemelo... cuando lo miro.

La duda me mal-aconseja, y entre los", le hablo y le digo, lo espío me quedo con la impresión y le pregunto a  mi amigo si tiene parientes en Bilbao cuando llegue a casa...veo que "el supuesto gemelo había bajado del tren, y se  abrazaba efusivamente, con una pareja mayor...sus padres...parientes? no lo se.

Conclusión: es bueno no dejar pasar, sin aclarar las dudas,  los momentos, ya que  difícilmente vuelvan y nos den una nueva oportunidad.

El miedo y la duda bloquean, paralizan no dejan avanzar. Achican el mundo de las experiencias. Nos dejan  con las manos vacías. Por el contrario, animarse y vivir las  oportunidades que nos presenta la vida nos abre el camino hacia adelante.